miércoles, 26 de julio de 2017

Plan mínimo


Artículo publicado en La República, domingo 21 de mayo de 2017

Todos sabemos que uno de los grandes límites al desarrollo del país está en nuestra extrema precariedad institucional y política; y en principio, todos queremos una reforma política integral que ayude a mejorar el funcionamiento del sistema político y de partidos. Sin embargo, los políticos, quienes deben sacar adelante la reforma, tienden muchas veces a pensar en su propio beneficio antes que en el bienestar colectivo, de allí que sacar una reforma sea tan complicado.

En el actual Congreso, afortunadamente, se ha logrado avanzar en la dirección de una reforma política integral bajo el liderazgo de Patricia Donayre, quien ha presentado un meritorio anteproyecto de ley electoral, con apoyo multipartidario, de XVI títulos y 423 artículos. Aprobarlo sería un avance: en general, se ordena mejor el proceso electoral, se establecen normas para fortalecer a los partidos, se establecen requisitos más exigentes para postular a cargos de elección (no pueden postular sentenciados por delitos graves, por ejemplo); se ponen requisitos más exigentes para mantener el registro, tanto para los partidos políticos como para los movimientos regionales; se regulan las finanzas partidarias (obligación de bancarizar aportes a partidos por encima de una UIT), y se establecen sanciones efectivas (la cancelación del registro de los partidos); además, se eleva de la cuota de género, con criterio de alternancia, entre otras cosas.

Quisiera presentar a continuación, si me permiten, algunas sugerencias, con un criterio “minimalista”, conciente de las dificultades que conlleva aprobar la reforma en un Congreso con las carácterísticas que tiene, marcado por una débil cohesión partidaria en todas las bancadas. Me parece importante, para mejorar la propuesta realizada, primero, elevar la barrera de entrada para los partidos que integran alianzas políticas, del 1% adicional por partido que se propuso al 2.5%; segundo, reducir el tamaño de la circunscripción electoral de Lima, actualmente de 36 congresistas, número a todas lueces excesivo: existen propuestas para dividir la actual circunscripción en cinco (norte, centro, sur, este y oeste), y así acercar a los representantes a las problemáticas más específicas de sus representados; y tercero, permitir la reelección inmediata de los alcaldes, siempre y cuando no acumulen más de dos periodos consecutivos.

De otro lado, el anteproyecto de ley no considera algunos asuntos que me parecen muy importantes. Siguiendo un criterio minimalista, si tuviera que elegir solo un asunto que me parece que tendría consecuencias positivas importantes, y que podría marcar un cambio de dinámica, es el establecer elecciones primarias simultáneas y obligatorias para todos los partidos y movimientos regionales, para elegir sus candidatos a elección popular. Esto permitiría dinamizar la vida interna de las agrupaciones políticas, tener mejor control de los candidatos, tener un indicio del respaldo relativo de los grupos a través del nivel de participación, democratizarlos internamente, y además eliminar la votación preferencial. Además permitiría cancelar el registro a las agrupaciones que, en la elección primaria, desnuden que solo son un cascarón sin militantes ni simpatizantes.

Ahora bien, también es cierto que las primarias pueden ser fuente de muchas complicaciones, por lo que la “sintonía fina” en este asunto es fundamental. En Uruguay y en Argentina se ha implementado este sistema en los últimos años y conviene estudiar muy de cerca esa experiencia, así como los casos nacionales, como los del Frente Amplio y Acción Popular.

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